Jorge montó en su corcel, hizo la señal de la cruz
y cargó contra el dragón que avanzaba hacia él;
blandió la lanza con gran vigor, se encomendó a Dios
y golpeó al dragón con una fuerza tal que lo derribó
al suelo. Santiago de Vorágine, La leyenda dorada, 1265-1266
Según la leyenda, en el siglo XX a.C., en un lago cerca de la ciudad de Silene, en tierras de Libi, vivía un dragón. Con fecuencia, salía de su húmedo hogar y se arastraba "hasta las murallas de la ciudad"; o así se dice en La leyenda dorada, el libro mas leído en la Edad Media a excepción de la Biblia. Se dice que allí la bestia envenenaba con su aliento a todos los que se acercaban. Para apaciguar al dragón, cada día le sacrificaban un cordero y una víctima humana, la cuál se echaba a suertes.
Un día la suerte recayó en Sabra, la hija del rey, que aceptó valientemente su sino, en beneficio de su ciudad. No obstante, cuando se estaba preparando para encaminarse hacia el lago, "san Jorge llegó montado en su caballo, como por azar" y le preguntó por qué estaba tan triste. De repente apareció el dragón. Jorge lo atravesó valientemente con la lanza, pero no lo mató. Según cuenta la leyenda, el caballero rodeó el cuello del dragon herido con el cinturón de la princesa para llevarlo triunfalmente a la ciudad, donde le dió muerte con la espada. Jorge fué festejado como un héroe y del dragón nunca más se supo.
- En la Antiguedad, se creía que esta bestia escamosa que escupía fuego poseía primigenios poderes demoniacos. Se decía que los dioses tuvieron que matarlo antes de que el mundo pudiera emerger del cuerpo muerto del animal.
- En la cristiandad la legendaria criatura alada simbolizaba el pecado y el paganismo. En el Apocalipsis aparece en numerosas ocasiones, sin embargo hubo otros además de san Jorge que fueron renombrados como matadores de dragones: san Miguel, santa Margarita, el profeta Daniel.. o Sigfrido, mítico héroe de la mitología medieval alemana que según la leyenda se bañó en la sangre del dragón para volverse inmune a sus heridas.
El único que pareció tener piedad con este animal fué Paolo Ucello, pintor florentino del s.XV, que representó la escena ( San Jorge y le dragón- The National Gallery, Londres) como si de un cuento de hadas se tratara con un trasfondo de ironía, el dragón aparece sujeto por la princesa con una cuerda corta aparte del detalle de la cola enroscada y la postura contraída que parece mas una caricatura que un monstruo.
jueves, 31 de enero de 2008
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